
Los ajustes de un sistema de color desde la entrada a la salida se realizan en dos pasos. El primer paso es calibrar el sistema. Consiste en ajustar todos los dispositivos que lo integran hacia un estado conocido (generalmente el ideal para el dispositivo) utilizando su propio hardware o alguna aplicación de software. Por ejemplo: Los escaneres se auto calibran por medio de una referencia blanca interna. Las impresoras mediante un proceso de linealización que asegura un correcto balance de grises. Los monitores corrigiendo el valor de su punto blanco (5000 ºK, 6500 ºK, etc.) y la respuesta tonal correcta (gama 1.8, 2.2, lineal, sRGB), junto con los valores de brillo, contraste. En el siguiente paso después de la calibración es la creación del perfil ICC. El resultado de la creación de un perfil ICC no es otro que describir el comportamiento del dispositivo dando entrada a los valores de color en su espacio natural (RGB, CMYK) y pasarlo hacia un espacio independiente como Lab o XYZ, que describe el comportamiento del mismo. Los programas que son compatibles ICC, permiten que se realicen conversiones de color entre dispositivos mediante los perfiles ICC y se asegure una representación fiel del color independiente de otros factores. Calibración y perfil están estrechamente unidos, en general, un sistema perfectamente calibrado puede ser descrito en un perfil, si la calibración es deficiente, el perfil creado no podrá corregir las deficiencias de la calibración.
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